lunes, 4 de noviembre de 2013

Shirimiri

                                                                           Shirimiri
                                                                                                 de Gabriel Celaya


Llueve y llueve.
¡Que delicia sentirse en lo fluyente,
ser un hombre corriente!


Llueve: fiel definición
de lo que empieza y no acaba,
divinamente sin yo.

Llueve, y llueve, y llueve. Llueve,
llueve con constancia, ; amor
de lo que siempre vuelve!

Llueve largo. Llueve lento.
Llueve muy, muy despacito.
¿Sera Dios el que se anuncia?, ¡ay tan lejos!


Llueve y llueve . Nada pasa.
Es decir pasa la nada.
Llueve tan, tan de verdad, que se descansa.

Llueve sin mas. Llueve tonto.
¡Mal tiempo dice la gente que vino a veranear.
¡Ay que buen tiempo sin tiempo!, digo yo.

Con boina y con gabardina,
recorro el Paseo Nuevo,
vivo en lo gris y respiro. ¡Que bien huele el mar abierto!

Mojado llego hasta el Puerto
Y me meto por Lo Viejo,
¡Como me sabe el buen vino de los cálidos pellejos!

Llueve y llueve. ¡Que se vayan
los hambrientos de una luz que al recortar fija y mata!
En mi país todo es magia.






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