La muerte de la cierva
de Nicolae Labis
La sequía mató toda brisa de viento.
El sol derretido se vertió sobre la tierra.
Se quedó el cielo ardiente y vació.
Del pozo sacan solo cieno.
En los bosques cada vez mas fuegos y fuegos,
Que bailan salvajes,satánicas danzas.
Entre la maleza sigo a mi padre en la colina
Y los abetos me arañan ,malvados y secos.
Empezamos los dos la caza de cabras,
La caza del hambre en los montes Carpatos.
Me abate la sed. Hierve sobre la piedra
El hilo de agua que conseguimos sacar de la fuente.
La sien me oprime el hombro.Parece que camino
Sobre un planeta distinto, inmenso y pesado.
Esperamos en un lugar donde aun resuenan
De las apacibles cuerdas de las ondas,los manantiales.
Cuando el sol se ponga,cuando la luna brille,
Aquí vendrán a beber
Una a una las ciervas.
Le digo a mi padre que tengo sed y me hace el signo de callar.
¡Agua embriagadora,que limpida te meces!
Siento que la sed me liga al ser viviente que va a morir
En la hora prohibida por ley y por tradiciones.
Con marchito susurro resopla aun el valle.
¡Que horrible atardecer flota sobre el universo!
El horizonte se desangra y mi pecho esta rojo
Como si las manos llenas de sangre las hubiera limpiado en mi pecho.
Como en un altar arden los helechos con llamas violetas.
Y las estrellas sorprendidas se hacen señas entre si,
¡Ay,como quisiera que no vengas,que ya no vengas!
¡Hermosa ofrenda de mi bosque!
Ella aparece en un brinco y se detiene
Mirando alrededor como con miedo,
Sus labios delgados hacen temblar el agua
En círculos cobrizos que rezbalan.
Brillaba en sus ojos húmedos algo sin definir,
Sabia que iba a morir y que la dolerá,
Me parecía revivir el mito
De la chica convertida en cierva.
Desde lo alto, la luz pálida de la luna
Tamizaba sobre su piel tibia cálidas flores de cerezo.
¡Ay como deseaba que el fusil de mi padre
Errara el blanco por vez primera!
Pero tronaron los valles.Caída de rodillas
Ella alzo la cabeza,llevo la vista a las estrellas
Y se derrumbo después sobre el agua
Trazando fugaces y negras enjambres de perlas.
Un pájaro azul saltó desde el ramaje,
Y así voló la vida de la cierva grácil hacia el horizonte,
Después de un grito,como cuando los pajaros en otoño
Dejan sus nidos grises y vacíos.
Me acerqué temblando y cerré sus ojos sin brillo,
Que las astas tristemente guarnecían,
Mudo y pálido,me estremezco cuando mi padre
Grita con alegría:-¡Tenemos carne!
Le digo a mi padre que tengo sed y me hace un signo para que beba.
¡Agua embriagadora,que oscura te meces!
La sed me liga al ser viviente que ha muerto
En la hora prohibida por ley y por tradiciones...
Pero la ley es extraña y vacía
Cuando a la vida nos aferramos apenas,
Y la compasión y la tradición son vanas,
Cuando mi hermana tiene hambre y esta enferma y moribunda.
Humea un cañón del fusil de mi padre,
¡Se agita el follaje en el valle sin viento!
Mi padre enciende una hoguera enorme.
¡Ay,como ha cambiado el bosque!
Recojo entre la hierba sin darme cuenta
Una campana de argentino trinar...
Mi padre saca en las uñas,de entre los tizones
El corazón asado de la cierva y los riñones.
¿Que pasa,corazón? Tengo hambre.Quiero vivir y quisiera...
¡Perdoname,tu ,virgen,tu, cierva mía!
Tengo sueño ¡Que alto está el fuego!
Y el bosque ¡que profundo!
Lloro.¿en que piensa mi padre?
Como y lloro.
Como.
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